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Créditos: Brian de www.laestaciondenieblas.com

Donny Cates es un escritor reconocido sobre todo por sus trabajos en Dark Horse, como God Country (donde también trabajaba con el ilustrador de Cross Over, Geoff Shaw) además de sus andanzas en las cabeceras de Dr Strange o Venom de Marvel.
Por su parte, el dibujante de este Vanish, Ryan Stegman, ya coincidió con Cates en la cabecera de Venom, donde trabajaron juntos en ese arco de Knull llamado King in Black, que se publicó en nuestro país en 2021, pero que es especialmente conocido por su andadura con Spiderman en Superior, dibujando varios de los números que componen este arco.
Ambos se juntan una vez más para dar vida a este título, que en la actualidad es serie abierta y cuenta con 8 números en el país de las barras y estrellas donde ha sido serializado desde septiembre de 2022 de manera prácticamente mensual, a excepción de algún parón. Sale del sello Image bajo la línea KLC, ‘Kids Love Chains’, creada por Cates y Stegman para dar rienda suelta a sus creaciones más independientes y donde dan cobijo a otros autores en la misma sintonía. Por cierto, este nombre es una referencia a una cita de Todd McFarlane que dijo mientras Rob Liefield y él, observados por Stan Lee, dibujaban a Overkill mientras estaban siendo grabados. McFarlane decidió que añadiría cadenas al personaje, y mirando a cámara soltó la célebre cita.
El volumen de la edición de Moztros en tapa dura nos incluye los cuatro primeros números de esta aventura en una edición que está acorde al resto de publicaciones de la casa editorial y que incluye el curioso extra de una portada que brilla en la oscuridad, detalle que me ha retrotraído a mi infancia cuando en los 90s el uso de este tipo de tinta estaba en auge y lo veíamos, por ejemplo, en las portadas de los libros de R.L. Stine de ‘Pesadillas’.
‘Vanish’ nos sumerge en un universo donde existen dos realidades paralelas que rara vez han interactuado. Por un lado, contamos con el plano terrenal que viene a ser la Tierra tal y la conocemos; pero a su vez, existen Las Tierras Neblinosas de la Ciudadela Eterna – toma nombre macarra –, un mundo de fantasía y magia, donde la civilización ha llegado a su punto más alto y está dirigido por una orden que vela por el equilibrio, siendo una de sus máximas leyes el no establecer contacto con el mundo humano y dejarlo a su propia suerte.

En este mundo, existe una escuela arcana encargada de instruir a niños en las artes místicas para la defensa de estas leyes, la cual es bastante estricta y está liderada por Orrin, un anciano y poderoso hechicero que dirige con puño férreo esta institución. Sin embargo, un día la Ciudadela y la escuela son asaltadas y destruidas por Vanish, un antiguo aprendiz de Orrin que ha conseguido hacerse con un poder sin límites y ha captado un grupo de adeptos, Los Huecos, y quiere poner fin a las leyes establecidas, decidiendo que el mundo humano necesita de la influencia y dominio de los hechiceros – Hola, ¿Voldemort?
Es entonces cuando nuestro protagonista, que en ese momento es un adolescente de catorce años, accede a la cámara de artefactos prohibidos, saltándose todas las normas, para frenar la incursión y masacre de Vanish. ¿Qué puede detener al hechicero más poderoso de todos? Un arma del mundo humano. Así pues, Oliver se hace un con una pistola y le vuela la tapa de los sesos a Vanish, salvando el día y acabando con la ola de terror del grupo rebelde.
Detrás quedan miles de muertos, una ciudad desolada y una nueva vida. El mundo humano aguarda. Han pasado varios años y Oliver, tal como esas estrellas de cine juvenil, ha pasado del éxito al abismo más oscuro. Adicto a mil substancias, bebedor compulsivo y perdido en su propia mente, es un día asaltado por unos pocamontas en un callejón, pero es rescatado por uno de los superhéroes que conforman Prestigio, el grupo de héroes más poderoso del planeta. No obstante, una marca en el pecho de Oliver le avisará del peligro, puesto que este superhéroe es uno de los integrantes de Los Huecos, con una nueva apariencia que ha escapado a La Tierra donde ahora pretenden hacer el bien. Pero Oliver no olvida. Oliver quiere venganza disfrazada de justicia.

De aquí, continuaremos con una historia en busca de sangre, donde el protagonista irá dando caza de manera un tanto patosa – recordemos que prácticamente es un yonki – a estos distintos componentes y absorbiendo sus poderes a la par que va acabando con sus enemigos de las formas más violentas posibles. Sin darse cuenta, irá traspasando la línea gradualmente y en este primer volumen los lectores ya comenzamos a preguntarnos a nosotros mismos: ¿quién es el héroe y quién el villano?

El hecho de que sea una obra que no tiene ningún tipo de complejos me ha resultado uno de los factores más atractivos de este ‘Vanish’. Cates y Stegman nos ofrecen un proyecto resultante de meter en una coctelera elementos e historias con los que disfrutan, como el género de superhéroes, la estética noventera, la cultura pop de grandes sagas y ecos del mundo de la literatura y los videojuegos. Como resultado, obtenemos una obra que no es pretenciosa y no pretende reinventar la rueda pero que se disfruta, se digiere a las mil maravillas y te deja el cuerpo con ganas de más marcha.
Otro punto a favor es su ritmo narrativo. Aquí no tenemos interminables flashbacks para explicar el background del universo o los personajes ni explicaciones pedantes que nos saquen de la historia. Va al grano como una locomotora con las chimeneas bien cargadas de carbón. La acción es frenética y los enfrentamientos duran apenas un par de páginas cargados de violencia y onomatopeyas, muy en consonancia quizás con aquel ‘Do a Powerbomb’ que reseñamos en el último programa. Si pestañeas te lo pierdes.
Por su parte, el dibujo también bebe mucho de los noventa y de esas sagas pijameras más oscuras como Venom y Spawn. El diseño de Oliver recuerda a Raziel, el protagonista de Soul Reaver, ese videojuego de finales de los 90s de PSX, una figura oscura y amenazante y que si nos dejáramos llevar por las apariencias, pensaríamos que se trata del villano desde la primera página. Esto contrasta con el diseño de los supuestos villanos, Los Huecos, que en la actualidad han adquirido la apariencia de superhéroes con mallas y capas muy al estilo ‘Invencible’.

 

 

Stegman no se corta en desatar su locura y nos regala páginas llegas de gore y vísceras donde personajes serán reducidos a ojos, tripas y manchas de sangre y por supuesto, las amputaciones y demás contusiones correrán por cuenta de la casa. Tiene un estilo que obviamente va a recordar a Greg Capullo o Cory Walker en cuanto a trazos y tonos, pero también te deja con un retrogusto a McFarlane o a Daniel Warren Johnson por su tratamiento de la violencia explícita. Cosa que además resulta muy curiosa porque como contenido adicional se nos incluyen las portadas alternativas donde podremos ver trabajos de Capullo y Daniel Warren Johnson entre otros, que, a decir verdad, le sientan de fábula al personaje.
En definitiva, una obra que nos ha sorprendido gratamente a todos los estacioneros y que no dudamos en recomendar a los que gusten de este tipo de historias, teniendo en cuenta su crudeza y violencia. Y no nos olvidemos del gran trabajo editorial que ha realizado Moztros. ¡Esperamos vuestras impresiones!